Historia de la manzana
Había una vez una manzana espléndida, verdecita. El niño la tomó entre sus manos, respiró su fragancia y le gustó, y decidió llevársela. En su casa la colocó en un pedestal, pues la manzana presta a madurar era una promesa. Sólo con verla y olerta sentía gran bienestar.
Pasó el tiempo y la manzana le regaló su máximo esplendor. Estaba roja, impresionante, lista para brindar su sabor ya fuera en un pastel, un helado, como manzana asada, o simplemente para comerla a trocitos.
Sin embargo, nada de esto pasó y la manzana tuvo el triste final de la fruta podrida, esa que madura y no cumple ninguna función, sino que ve pasar el tiempo mientras su pulpa se malogra.
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Había una vez una manzana espléndida, verdecita. El niño la tomó entre sus manos, respiró su fragancia y le gustó, y decidió llevársela. En su casa la colocó en un pedestal, pues la manzana presta a madurar era una promesa. Sólo con verla y olerta sentía gran bienestar.
Pasó el tiempo y la manzana le regaló su máximo esplendor. Estaba roja, impresionante, lista para brindar su sabor ya fuera en un pastel, un helado, como manzana asada, o simplemente para comerla a trocitos.
Sin embargo, nada de esto pasó y la manzana tuvo el triste final de la fruta podrida, esa que madura y no cumple ninguna función, sino que ve pasar el tiempo mientras su pulpa se malogra.
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Historia de la papa frita
Las papas venezolanas no son muy buenas para hacer papas fritas. Estudiosos venezolanos han demostrado que su máxima tolerancia para lograr una papa frita crujiente son tres minutos y medio, ya que posteriormente, los enlaces químicos se rompen y la papita se pone blanda, fofa, de esas papas asquerosas que nadie se quiere comer. La papa frita gringa, esa que usan en las cadenas de comida rápida, pueden llegar a tener 7 minutos de estabilidad y no más.
Entonces, la papa frita ideal no se debe comer en los primeros segundos, ya que el consumidor podría quemarse la lengua con el aceite todavía caliente, pero no debe pasar de 1 minuto sin servirse pues su vida útil es muy corta.
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El paseo a la piscina de pelotas
Había una vez un niño en su casa un domingo. Nadie en su familia le había prometido nada, pero él sabía que todos los niños que se portan bien suelen ir el domingo a la piscina de pelotas, además que el otro día en la cena se había estado hablando de algo de piscinas y de pelotas, así que se portó bien toda la semana, y llegado el día, se vistió muy prolijo, se peinó de la mejor manera posible y se miró al espejo:
- Me veo bien, seguramente mamá y papá se sentirán orgullosos de mí, y como me porté bien, se darán cuenta que merezco ir a la piscina de pelotas.
Entonces, para garantizar aún más su excursión a la piscina de pelotas, incluso ordenó su cuarto y pasó la aspiradora.
En eso llegaron sus padres, habían tenido una semana difícil, no habían podido terminar de hacer varias diligencias, como unos papeles de la semana antepasada que se quedaron pendientes. Por otro lado, siempre decían que la vida era difícil y que había cosas que tenían que quedar para después.
El niño se acercó dos veces a los padres a preguntarles tímidamente si podían ir a la piscina de pelotas. Dos veces le dijeron que no era el momento, porque no habían terminado con las diligencias de la semana pasada y no estaban de humor para piscinas de pelotas. Sin embargo, le dijeron que probablemente más tarde ese domingo fueran.
El niño entonces salió del cuarto y se sentó a leer en el sofá de la sala algo de cocina (tal vez si aprendo a cocinar merezca ir a la piscina de pelotas). A las tres horas se fue a la terraza y se puso a leer algo de medicina (tal vez si aprendo a curar merezca ir a la piscina de pelotas).
Cuando empezó a caer el sol se le escurrieron dos lágrimas que se secó con un manotazo (debo tener mi mejor sonrisa, si tengo una cara radiante hay más posibildiades de que me lleven a la piscina de pelotas).
El cabello ya se le había desordenado nuevamente y pasó por el baño a arreglárselo. Cuando entró había un gran charco en el piso. Mientras lo secaba se imaginó jugando en la piscina de pelotas (¿pero qué es esto?) era una escena rara, ya que todo estaba en blanco y negro y las pelotas -todas- eran de color gris.
A las ocho de la noche los padres vinieron a la puerta de salida y con una sonrisa de remordimiento lo llamaron para ir a la piscina de pelotas.
El niño se había quedado dormido.
6 comentarios:
Hola gracias por tu visita
creepy el cuento del niño... jejeje
Monique, realmente me tienes asombrada, leerte me reconforta, el viaje te ha sentado de maravilla, gracias por compartirnos tu paz interior. Abrazos
Hola
tengo otra Guachafitera amiga
Casi lloro con las piscinas de pelotas.
Quiero una ñaptop para montar mis post, porque no tengo banda ancha donde vivo y se me hace eterno
No llego al cuarto para soltar todo, apenas al entrar al miniapartamento, de allí a quitarme la ropa y ponerme un mono o un piyama
Heme aquí la guachafitera del otro lado del charco y amiga de la Gata y otras secuaces.
Sabían que la papa es el cuarto cultivo de mayor consumo en el mundo y que la variedad de papas es asombrosa...No sólo, el año 2008 fue declarado por las Naciones Unidas como el Año Internacional de la Papa.
El problema es que en Italia al órgano genital femenino la llaman "patata" (papa). Así que se podrán imaginar lo difícil (o fácil) que será promocionar el evento. JA
Con esta nota guachafitera te doy las gracias Monique por tu visita y tus palabras y prometo estar de vuelta!
Chica la historia de la piscina de pelotas me dejo pensando... espero no hacer esto con mi pequeña, que frustracion tan grande para ese niño chica... y pensar que estas cosas marcan tanto en la infancia...
Bueno...Pase a desearte una feliz semana y dejar un saludo violeta!
Halo!
Buen trabajo, Monique. Muchas gracias por hacerlo.
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