La magia del mago... I parte

Ayer fue la despedida de dos de mis mejores amigos, otros que se van huyendo del socialismo, populismo y un largo etc.

Mi amigo ha sido mago desde que tengo memoria. Cuando todavía estábamos en la universidad y me veía otra vez cara de corazón roto, me llevó más de una vez a comer en cualquier cadena de comida rápida y desplegaba su magia en la mesa.

Me ponía furiosa no descubrir de buenas a primeras el truco y se me olvidaba completamente el tema de esa otra alma gemela que no se había comportado como tal. Entonces volvía a sonreir.

Mi amigo tiene dos apetitos que lo distinguen, uno es la magia y el otro... bueh... este blog tiene censura. Tiene muchas otras virtudes y defectos en su caleidoscopio, sumamente colorido, divino de compartir, lleno de tecnología, alfajores, avioncitos, juguetitos, mascotas, cigarros, videos y demás, y siempre, siempre te saca una sonrisa y con su -casi- constante buen humor.

Luego de mucho bregar con parejas de altura y otras más disparejas, casi al borde de su primer suspiro amoroso, se consiguió esa compañera de Comunicación Social que nunca había conocido, y resulta que compartían muy bien sus apetitos.

Mi amiga es muy especial, una maga bajo perfil, sin sombrero y sin paloma, pero con tacones, garbo, mucho enfoque y excelente conversación; que no se sabe ni un truco de cartas pero sí todos los trucos de aguante para las rumbas fashion nights. Cuando combinas eso con una cultura "beyond limits", unas charlas eclécticas y a veces hasta bizarras y una originalidad desbordante en todos los aspectos de la vida, sale la chica que le faltaba al mago.

Sólo te hace falta entonces una fiesta en casa de una amiga, un comentario irreverente, dos corazones solitarios y muchas ganas de casual sex. Metes todo en la olla por más de dos años, le añades las ganas de emigrar y los planes para hacerlo, cocinas bien y con mucho movimiento y luego tienes una relación lista para el más grande truco de magia de su vida...

continuará... ¡el chisme es bueno!