En estos días tuve que dar un consejo -laboral- muy relacionado con un concepto clave de Economía, el "costo de oportunidad".
Mi amigo mentó mucha madre porque tuvo que trabajar en Noche Buena, mientras todos nosotros comíamos hallaca. La verdad es que lleva tiempo deprimido y "en rendimientos marginales decrecientes", y he aquí lo que le aconsejé...
No es porque lo haya escrito yo, sino porque -de verdad- me parece tan útil, que aquí se los chismeo:
...
¡Flaquito! Tal vez este final de año sea el momento para evaluar fríamente si sigues siendo la misma persona que entró allí, si se mantienen las ganas de estar y de hacer lo que haces y si, tal vez, no se han vuelto demasiado grandes los "what if" de estar haciendo otra cosa...
Y también, por favor, no dejes por fuera el costo de oportunidad de irte-quedarte, ya que en tu caso es altísimo. Pero OJO, en cualquiera de los casos, debes sentirte feliz, para eso estamos...
(...) Voy a ponerte un ejemplo para explicártelo lo mejor que pueda.
Cuando uno tiene un trabajo, le asigna una puntuación, por así decirlo, que es el resultado de poner lo bueno y lo malo en la balanza. Luego, tienes una oportunidad de irte, pero esa oportunidad tiene un costo, que puede ser alto o bajo. Es el costo de tener que dejar lo presente, todo lo bueno que tienes al presente, luego de haber "neteado" en la balanza lo bueno con lo malo. El trabajo nuevo tiene que cubrir y sobrepasar ese "neteo", sino no es buen plan.
Por ejemplo, yo me fui de T... Tenía varias cosas buenas y varias cosas "malas" en mi balanza. Hice el neteo entre lo que pesaba lo bueno y lo malo y me dio, por así decirlo, un coeficiente de... pongamos 35 puntos, a favor de lo bueno.
Entonces, para yo realmente irme, tenían que ofrecerme algo más arrecho que los 35 puntos que "valía" mi trabajo, la oportunidad tenía que ser mejor que ese 35, que implicaba, por supuesto, tanto la parte "dura" a nivel económica, como los beneficios "blandos" a nivel emocional.
En esa balanza tienes que poner incluso el tema de las relaciones... todo, todo lo que estarías perdiendo si te vas, vs. todo lo que estarías ganando, que no va en función de lo futurible, sino en función de la roncha que estás pasando, que se netea con lo otro, ¿ves?.
Mi decisión fue no irme por algo que me ofreciera -por lo menos- un 40% más de lo que me estaban pagando, para que de esa manera no sólo cubriera la parte económica, sino también -a punta de realazos- la antiguedad que estaba perdiendo, el know how, la zona de confort, etc. etc.
Espero haberme sabido explicar y que te pueda servir el consejo.
Ah! esto es Economía -literalmente- aplicada a la vida...
Otro día te puedo explicar cómo aplicar el tema de las decisiones con información incompleta para auto-perdonarse.
¡Un abrazote!