sábado, septiembre 15, 2007

Mi poema preferido... Poema Negro


Poema Negro


Cuando moria, me enlazó en su brazo
cual un reptil de palpitante raso;
y con voz afiebrada y lastimera,
me dijo que cual última terneza,
y en recuerdo de toda su belleza,
me dejaba su blanca calavera...

Que robara a la hambrienta sepultura,
ese ultimo jirón de su hermosura,
que una lívida amante me sería,
y en mis horas, alegres o de duelo,
su alma, descendiendo desde el cielo,
a través de sus cuencas me vería...

Pasa el tiempo... El ave silenciosa
del recuerdo voló sobre su fosa,
llamándome a cumplir aquel pedido,
que cual lúgubre flor de sus amores,
me dejó en los postreros estertores,
temerosa a los lutos del olvido.


Y era una noche. Oscuridad y viento;
la lluvia desgarrando el firmamento;
batida en sus ramajes la espesura;
los jardines tronchados y barridos;
y del mar, el estruendo y los rugidos,
resonando a lo lejos con pavura...

Ardiente el corazón, los miembros yertos,
escalé la muralla de los muertos;
y pensando en la súplica postrera
de esa lívida novia del Misterio,
me perdí en el profundo cementerio,
porque iba a robar su calavera.

Por las calles desiertas y medrosas,
buscando en los letreros de las fosas,
llegué hasta su sepulcro solitario.
El viento en los cipreses sollozaba,
y la lluvia, furiosa, me azotaba,
cual queriendo arrojarme del osario.

De una lámpara sorda, bajo el brillo,
su mármol quebranté con un martillo.
Cual fatídico abismo, negro y hondo,
de la tumba la puerta entenebrida
abierta contemplé... De entre su fondo,
brotó una bocanada corrompida!
Y en lo profundo de la negra caja,
entre blancos jirones de mortaja,
la miré desleída y pestilente:
sepultadas sus formas y sus manos,
entre olas hirvientes de gusanos
que tragaban su carne lentamente.

En sus sienes, mechones de cabellos,
sus ojos ¡ay! como ninguno bellos,
convertidos en cuencas pavorosas;
en su boca, que fue roja granada,
una muda y horrible carcajada,
y su pecho en piltrafas asquerosas...

De su belleza, que radió cual astro,
no habia allí tan siquiera un rastro.
Era un informe y corrompido andrajo.
La miré contristado, mudo, inerte:
medité en los festines de la Muerte,
y me hundí en el sepulcro abierto a tajo.

Temblorosas, tendiéronse mis manos
al inmenso hervidero de gusanos.
Busqué de la garganta las junturas:
nervioso retorcí... Hubo traquidos
de huesos arrancados y partidos...
hasta que hollando vil las sepulturas.

Huí miedoso entre las sombras crueles,
creyendo que los muertos en tropeles,
levantaban su forma descarnada
corriendo a rescatar su calavera,
esa yerta y silente compañera
de la lóbrega noche de la Nada...

Eso pasó... fué ayer... Hoy, en mi mesa,
cual escombro final de su belleza,
helada, muda, lívida e inerte,
sobre mis libros en montón, reposa,
cual una gigantesca y blanca rosa,
que ostentase la risa de la Muerte.

Sus grandes cuencas, como dos cavernas,
me contemplan inmóviles y eternas.
Atónito, al mirarlas, me figuro
que su alma tal vez huya del Cielo,
para triste, silente y con anhelo,
mirarme allá, desde su fondo oscuro.

Entonces con amor llego hasta ella,
y cual si fuera, cuando viva y bella,
por sus huesos, mi mano se desliza:
siento de ansia el corazón opreso,
y en el instante en que le doy un beso,
me encuentro ¡ay! con su macabra risa.

Y allá, de la alta noche, cuando escribo,
ante su faz sintiéndome cautivo,
me parece que se abren sus quijadas,
y que en frases muy tiernas, temblorosas,
me pide que le diga blandas cosas,
como en noches amantes y borradas...

Y soñando, la veo transformarse
en la bella de entonces, y acercarse...
y sentirme yo suyo... y ella mía...
Más, al instante mi pupila advierte,
que no es sino la imagen de la Muerte,
que me contempla extática y sombría.

Ya llevan mucho tiempo estos amores...
Es ella quién conoce mis dolores,
los sueños todos de mi vida entera...
Ella me da la desnudez que viste,
y yo el cariño de mi alma triste,
teniéndola de novia hasta que muera.

Y cuando rompa de la Vida el lazo,
cual ella a mi, la enlazará mi brazo,
y antes que en mi redor todo sucumba,
le diré como frase postrimera:
-Acompañame, pobre calavera,
acompañame, amada, hasta la tumba!...


Claudio de Alas
Chile, 1908

18 comentarios:

Rita ♫ dijo...

¡Bellísimo!
Saludos ;)

Oswaldo Aiffil dijo...

Moniquisha! Es bonito, pero triste, muy triste, lúgubre, ¿no?
Un beso queridísima!

WebON dijo...

Poema ideal para un video o película.

Anónimo dijo...

Hola!
Es la primera vez que te visito.
Buen blog!

Victor Escalona dijo...

Guau que lindo este poema, la verdad no conocía al autor.
Saludos

COCONUT dijo...

excelente

COCONUT dijo...

excelente

Anónimo dijo...

este blog huele a alcanfor

WebON dijo...

Dear Monique,
Cada vez que regreso a tu blog espero al menos leer el poema azul, gris, rosadito parcha, rojo rojito, blanco sucio, verde mariguana, amarillo todito, morado robado, etc y nada de nada.
Anda, anímate y escribe algo, tu puedes, vamos!!!
xoxo

Anónimo dijo...

me gustaria conocerte mi nomre es lui adrian tengo 20 años

Anónimo dijo...

CUANDO MI NOVIA MUERA LE ROBARE LA CALAVERA Y LOS PEZONES PARA PONERLOS EN ALCOHOL

Reptilido dijo...

El poema es genial, pero te quiocaste en la nacionalidad, Claudio de Alas era Colombiano

Unknown dijo...

si, claudio es de nacionalidad colombiana

Alejandro Cabrol dijo...

Zamba para olvidar (canción perfecta)

No sé para qué volviste, si ya empezaba a aolvidar, no sé si ya lo sabrás, lloré cuando vos te fuiste, no sé para qué volviste, qué mal me hace recordar!
La tarde se ha puesto triste, y yo prefiero callar, para qué vamos a hablar de cosas que ya no existen, no sé para que volviste, ya ves es mejor olvidar, qué pena me da saber que al final de este amor ya no queda, solo una pobre canción da vueltas por mi guitarra y hace rato que te extraña mi zamba para olvidar...

Anónimo dijo...

Bellisimo poema.. Un grupo de rock pesado Venezolano tiene un tema basado en el - http://www.youtube.com/watch?v=huMSXp-1kgM

Saludos!

Unknown dijo...

Si son de la epoca de los noventa, seguro conocieron este poema por el disco Escalofrio de Paul Gillman!!!! es mi poema favorito!!!

Anónimo dijo...

yO ME LO APRENDI CUANDO TENIA 17, EN EL LICEO.

osvaldo dijo...

este poema lo se de memoria desde mi infancia